Alegría de veros por aquí, después de tanto silencio acumulado.
Hace cosa de un mes, estuvimos Pepe Luis, Lola, Inma y el que sus escribe en Roquetas, en el apartamento de las primas, quienes, haciendo gala una vez más, de su capacidad de acogida y de su cariño, nos tuvieron un fin de semana a cuerpo de rey y a espíritu familiar. No faltaron ningún día Juan y Tere, con los hijos de Mayte, con lo que la reunión fué de lo más completa y agradable. Pero es que, además, Juan aprovechó para invitarnos otra vez a Moscolux a toda la G1 para el mes de octubre. Y digo yo que, como seguramente os vais a apuntar a la primera, tenemos que organizar el mantenimiento doméstico entre todos, para aliviar, en lo que se pueda, de excesivas molestias a los anfitriones, que ya bastante hacen con ser tan guapos.
O sea, que vayais apuntándoos aquí mismo, que, entre Juan Ramón y yo, ya iremos distribuyendo tareas y cometidos, incluso lúdicos.
En otro orden de cosas, el pasado fin de semana, estuvimos, Inma y yo, en Lorquí, donde se celebran las fiestas patronales en honor de Santiago Apóstol. Visitamos la Iglesia, abarrotada de gente que aplaudió fervientemente a su párroco al terminar la misa y felicitar al pueblo las fiestas. Algo así como lo del chupinazo, pero en cura.
Recorrimos la calle Huertos hasta el río y vimos, todavía, rincones como la fonda del Pedrín, o la casa del practicante D. Victoriano, que estaban porácticamente igual.
La carretera de la estación tiene la misma fisonomía; la casa de D. Jesús está bastante ruinosa, y la nuestra, con alguna pequeña reforma, también.
Bueno, pues hasta aquí la crónica social y nostágica. Lo dicho, a apuntarse.
Muchos besos. Antonio G1