Archive for septiembre, 2008

OTRO CUENTO (y van…..)

En vista del éxito que tienen mis cuentos, (de los que, aunque nadie comenta nada, sé que los leeis con avidez y emoción) insisto, erre que erre, y suelto el siguiente. Es tan corto que, aunque lo leí en un manuscrito antiquísimo que me enviaron de la antigua Persia en un idioma rarísimo, he preferido traducirlo para no liarla.

Dios había creado al hombre. Y lo había hecho bueno y malo, listo y tonto, generoso y egoista. Todo a la vez. Capaz de lo mejor y de lo peor. Ningún otro animal de su Creación le ganaba en variedad de defectos y virtudes. Sólo el hombre podía ser capaz del mayor de los sacrificios y capaz también de ejecutar la mayor de las infamias. Y, entre otras muchas cosas,

Le dió la Felicidad.

Pero Dios descansó y el Diablo se propuso estropear su creación más querida. Y decidió quitarle la felicidad, el mejor don que Dios le había dado. Pero, una vez quitada, había que esconderla bien escondida para que nunca jamás el hombre la encontrara. Se reunieron los peores diablos del infierno para resolver ese problema.

Y un demonio dijo: – «La esconderemos en lo más alto de la montaña más alta. Allí no la encontrará».

Pero otro demonio dijo: -» No. El hombre es valiente y algún día llegará a lo más alto de la montaña más alta».

Y un segundo demonio dijo: – «La esconderemos en el fondo del mar, en la sima más profunda que exista».

Pero otro le respondió: «-No. El hombre es curioso y algún día bajará a lo más hondo del mar».

Un tercer demonio insistió: «-Ya está. La llevaremos a la estrella más lejana».

Y, una vez más, otro deminio: «- Ni hablar. El hombre es inteligente y llegará a conquistar las estrellas».

Cuando un demonio viejo y sabio que había estado callado, sentenció:

«- Tengo la solución. Escondámosla dentro de él mismo, en su propia alma. Allí no la buscará nunca».

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Jotaerre

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Cuento medieval en francés medieval

Set sé lá veritabl histuar di Ruá Artur, il de la Tabl Rond.

Un yur, el ruá Artur eté chassant furtivament en el  buá di ruá vuasen. E la garde royal le sorprené e le porté prisoné al ruá vuasén. La pen eté la decapitasió, me un ruá é un ruá e entre pompiers ne se pisen pá la manguere. Par esó, le ruá vuasen le dí:- Ruá Artur, ye te don une oportunité de te salvé: repond-muá a çet questión: Qué sé veritablent ça que volen les fammes ?

La questión eté tré tré difisil. Ocun sá la reposte. Ni siquière le fammes elles memes.  Le ruá Artur demandá un temp pur le pensé e le ruá vuasen lesé-le allé a son regne a averigüer la reposte a la questión pregunté.

Artur pregunté  a tút les hommes sabis e tút les ignorants, a reines e a prostitutes, a nobls e a villans. Ocun sabé la respost. Tout eté un fracás. Il ne podré pá respondre a la questión. Me tout le mond li avé dí le mèm: –la bruixe vell sí le sé. Elle lo sabé tout.  Me elle e caprichose e demand tuyur un prix imposible. Seré miéux morir decapité que complir avec le prix que demandará la bruixe vell.

A punt de complir le plaç, Artur , resigné, allé vuar la bruixe. – Qué sé veritablem ça que volen les fammes ?. Uí, ye le sé, mé  avant de te le dir tu duá payer le prix. Le prix sé que ye vé me matrimonuar avec ton chavaliér Lançarot.

Le prix eté imposibl. La vell bruixe eté repognant: vell, jorobé, avec un sol dent a la bouche, malolient, ventoseé continuament, parlé escupint a le visag  e eté mové, mové, mové, com una buixe. Artur ne pové pá acepté. Il seré decapité. Eté decidé.

Mé Lançarot, coneisent l’asunt i pensant en el futur de la Table Rond e que Artur eté son Ruá e parçe que Lançaret eté tré tre tré bó, decidí se sacrifiqué e se matrimonuar avec la vell bruixe.

La bruixe respondí a le ruá Artur la questión: Ça que veritablem volen les fams se: Etre le regnes de sa propi vie. El selment volen çá. Sé soberanes de sa vie.

Artur eté salvé.

Me qu´é-que-çé de Lançarot ?. Il se matrimuané avec la vell bruixe. Le banquet, catastrofiq. La bruixe mangé avec la mains sales de grase, elle ventossé continuament, eructé airs fetides e parlé avec la buch plein e escopitignant a tous. Eté  patetíque.

Par la nuit, dans le leche nupcial, Lançarot pleuré de tristesse, mé il eté satisfé per la sauvation de son ruá. Son sacrifis avé valí la pene. Quand sa epuse arrivé a son coté il la miré avec le yé come plats. E pensé: –Sete  ne pá ma famme, que me l’an chagé. Efectivment, la velle bruixe aparecé com una jeune damiselle de la curt, hermose, enchantaduar. avec grands oeils bleus de longues pestagnes, sa buch eté une hermosure, son chevés eté blonds, longs e presiosses. Elle ne se ventoseé pá e ne olé fatal com eté habituel. Il Eté un miragle. Sa epuse eté une presiosité.  Lançarot preguntá sa epuse:  qué-que-sé-que-ça?. Comont on peut expliqué ça?  E  la belle reponça: Ye seré belle demí yur e seré espantose demi yur. Tuá, Lançarot dois decidir: Bell de nuit e espantose de yur o au contraire. La desision é a ton volunté.

Lançarot passé tutte la nuit penssant. Une bell donselle, eduqué, agraidable e per fardé devant tout la court, pandant le yur e une asquerose velle bruixe malolient par l’intimité;  ou al contraire. Ça eté imposible de repondre. Qualsevol decisión eté egaiment movese.

Le maten suivant, il le di: Belle de yur o belle de nuit. Tú decidiré. Ça seré se que tu volé. Selment tuá decidrá.

E la bruixe, belle com une verge li diçé: Tuá ha respecté ma volunté. Tuá é bon, Lançarot. E ye vé te premier: seré bell tuyur, nuit e yur. ya ne seré jamé velle, ni bruixe, ni pedorrere, ni jorobé. Tuyor seré belle pur tuá.

Y l’hi a une moraleje:

Le fammes, tútes le fammes, belles ou horripilants, blondes ou nuars, alts ou baixes, gordettes ou seques, estultes ou genials, tútes, tutes, tútes les femmes elles sont toujours unes bruixes. !Bruixes! !Plus que bruixes!

Directamente sin traducir del francés medieval, pide perdón

Jotaerre

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Cuento polaco traducido

Me va lo de los cuentos. Este no quiero escribirlo en idioma original porque no lo entenderiais, así que lo pongo traducido, directamente. Ahí va:

Etis ain mulvor ckristains, ( ¡ay¡, ya estoy con la manía del idioma original). Empiezo.

La niña se paró delante del escaparate de la lujosa joyería y pegó su nariz al cristal. Recorrió la vista por las lujosas joyas expuestas y la detuvo ante un hermoso callar de turquesas. Sonrió satifecha y entró decidida hasta el mostrador. –Quiero ese collar de piedras verdes. – El joyero se la quedó mirando. Vestía una sencilla falda, limpia pero muy usada; sus sandalias hacía meses que le habían quedado pequeñas y el corto jersey de lana presentaba unas rozaduras en los puños con algunas hebras sueltas. – Es para mi hermana. Hoy cumple 25 años y desde que murió mi madre siempre se ha ocupado de mí. No piensa nunca en ella y trabaja mucho para que salgamos adelante. Se merece que yo me ocupe algo por ella.- El joyero se quedó callado mirando la ilusión que resplandecía en sus ojos. Pero tuvo que decirle: -¿Tienes dinero para pagarlo? -. La niña no dudó. Con un gesto de satisfacción puso sobre la lujosa mesa un atillo de trapo anudado y lo fué abriendo hasta derramar su tesoro: unas monedas de variado valor pero cuyo montante apenas llegaría para pagar un bocadillo en el bar de enfrente. -¿es esto suficiente? -preguntó con una mirada de satisfacción. El joyero la miró. Miró luego  el collar, una de sus creaciones más valiosas y volvió a mirar a la niña. –Si. Es justo su precio.- Tomó las monedas, las metió en la caja, cogió el collar y lo introdujo en el más bonito estuche que encontró. Lo envolvió con un lindo papel de colores y lo adornó con un hermoso lazo. Pegó sobre él un papelito dorado con el «felicidades» impreso en púrpura y se lo entregó a la niña.

Esa misma tarde una joven entró en la joyería con el paquete abierto y el collar de turquesas a la vista. – Esto lo han comprado aquí esta mañana. ¿Cúanto ha costado?. – Lo siento, Señorita. esa información es confidencial. Nunca revelamos lo que nuestros clientes pagan por nuestros artículos.- Pero es que es imposible. Mi hermana no tenía dinero para comprar esta joya. Sólo podía tener algunas monedas que gana haciendo muñecas de trapo para otras niñas. Aquí hay un error.- No señorita. no hay ningún error. Su hermana pagó mejor que ninguno de nuestros clientes ha pagado jamás una joya nuestra. Váyase tranquila.

Y cuando la joven salía de la joyería con el paquete abrazado a su pecho, el joyero dijo para sí:

Ha pagado más que nadie: dió todo lo que tenía.

Traducido directamente del polaco por

Jotaerre

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Fotos de la 1ª Reunión de la SAHEGAHE en Las Rozas

Hola a todos:

He subido a este álbum en Picasa las casi 100 fotos que hicimos con nuestra cámara. Están sin retocar y no he hecho ninguna selección, aparte de borrar las que han salido muy borrosas o las que me ha pedido Elena, que para eso es la que manda.

Un abrazo,
Eduardo

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Sobre el escudo

 

El escudo que aprobamos en la convención está muy conseguido, y, desde luego, el lema es oportuno y apropiado. Aún así, me quedé dándole vueltas a algunos detalles menores del latín del lema. Como creo que son mejorables, propongo esas mejoras a la consideración de la autoridad competente.

1) Empecemos por el final. La última palabra es «omnia». Como todo el mundo sabe, viene del adjetivo de dos terminaciones «omnis, omne», que significa «todo» o «cada uno». Aunque la forma «omnia» corresponde a varios casos, voy a considerar solo el nominativo, porque está claro que en la oración del lema, su función es la de nominativo: todos están por debajo, etc.

Omnia es el nominativo plural neutro. Por tanto su significado más aproximado es algo así como «todas las cosas». En mi opinión, sería más apropiado emplear el nominativo plural masculino, ya que lo que se quiere significar es que todas las personas o todos los apellidos están por debajo del «hernandus». La idea de «persona» o «estirpe» tiene una connotación que está más próxima al masculino que al neutro (en latín), y por eso creo que lo más apropiado sería sustituir «omnia» por «omnes», el nominativo plural masculino (o femenino, tiene la misma forma, si no me equivoco) de la misma palabra.

2) Retrocedemos un poco y encontramos «deorsum». Su significado es el de «debajo», pero es un adverbio. Eso quiere decir (siempre en mi opinión, y puedo estar equivocado) que no se debe emplear si queremos decir «debajo de algo». En ese caso, lo más apropiado es usar una preposición. Una preposición con el significado de «debajo de» es «infra». Así que pienso que sería más correcto poner «infra» en lugar de «deorsum». De todos modos, tengo que reconocer que «deorsum» es más elegante, y que «infra» queda bastante pobre.

3) Los apellidos «Garcia» y «Hernandez» plantean otro problema, porque no conocemos formas latinas equivalentes. Dicho de otro modo: no sabemos cómo traducirlos. El autor del lema, me parece que con buen criterio, ha considerado conveniente hacerlos nombres declinables. Garcia puede asimilarse, sin duda, a la primera declinación (como rosa-ae), por la terminación. Hernandez no se deja asimilar tan fácilmente, y creo que el susodicho autor ha optado por tomarlo como si fuese de la segunda declinación, con la forma «hernandus», latinizando la terminación. También me parece bien, en principio; por lo menos, yo no veo mejor solución.

Pero esto plantea otro problema. Si esos nombres los declinamos, debemos ponerlos en el caso que les corresponde. Ese caso depende de la preposición que los rige. Garcia va acompañado por «supra». Ahora, «supra» es preposición de acusativo, luego el nombre debería ir en acusativo. Si lo tomamos como de la primera declinación, debería ser «Garciam». Por su parte, Hernandez va con «infra» (si se aceptara la propuesta del punto anterior). También «infra», si no me equivoco (que puede que sí) es preposición de acusativo. Luego, en lugar de «hernandus», que es nominativo si lo suponemos de la segunda declinación, debería ser «hernandum», creo.

4) A todo esto, hay un problema lógico. Si nadie (ningun apellido) está por encima de García, y todos están por debajo de Hernández, llegamos a una contradicción, porque García debería estar por debajo de Hernández por la segunda parte del lema, y eso no puede ser por la primera parte. Para resolver esta contradicción, tendríamos que decir algo así como: nadie por encima de García, y todos (salvo García) por debajo de Hernández. La traducción probablemente perdería bastante con esto. Quizá una forma posible es decir: nadie por encima de García, igualmente todos los demás por debajo de Hernández. Para ello, hay que añadir una palabra «los demás» (en latín, ceteri), concordando con omnes en género y número.:

Si se adoptasen todos los cambios que he propuesto, el lema podría quedar de esta forma:

Garciam supra nemo, aeque ceteri Hernandum infra omnes.

No sé si la longitud de esta colaboración es un récord en este blog, pero no debe de andar muy lejos.

Abrazos a todos.

José Luis (a) Pepe.

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